El piloto que vuelve a la cabina después de un largo período de tiempo sin volar, se siente oxidado. Es un piloto torpe, que comete pequeños errores por la falta de vuelos y no tener experiencia reciente.
Pequeños errores provocan daños de consideración en aeronaves e instalaciones. Un piloto que se olvida de quitar el parking brake daña el tractor, o push-back. Otro piloto, desentrenado por la pandemia, hace hasta tres intentos para aterrizar en un día de viento cruzado racheado.
Multitud de pequeños errores se acumulan cada día en vuelos operados por pilotos «torpes» debido a la falta de actividad aérea. El interruptor del beacon que se olvida de accionar, la bleed del APU que no se ha pulsado para la puesta en marcha, el botón anti-ice… acciones que anteriormente se hacían de forma pseudoautomática ahora desaparecen mágicamente de la secuencia. Pequeños olvidos que son detectados y corregidos por las listas de chequeo, obligatorias en cada procedimiento. Hasta que algo nos saque de la secuencia y nos olvidemos de leer la lista.
Los efectos de la pandemia en la aviación son devastadores. Nunca tantos aviones habían permanecido en tierra por tanto tiempo. Nunca los pilotos tuvimos tantos días sin ocupación por tanto tiempo.
Esta falta de vuelos es la que ha llevado a miles de pilotos a sentirse desentrenados, o mejor dicho oxidados.
Es la sensación que los pilotos tenemos cuando creemos recordar perfectamente los procedimientos normales, y por lo tanto nos sentimos seguros para el vuelo, pero sin embargo cometemos pequeños errores o despistes que nos sorprenden.
Pilotos sin experiencia reciente
La realidad es que cuando un piloto está inactivo durante un largo período de tiempo la habilidad de vuelo se deteriora. Uno de los pilares de la seguridad es la frecuencia con la que se repiten los procedimientos. Volver a una cabina de vuelo después de meses en tierra dispara las alarmas de quienes vigilan la seguridad en vuelo. El primero en detectarlo, lógicamente, es el propio piloto.
Por ello la normativa aérea es muy estricta, y exige a los pilotos «experiencia reciente». Deben haber hecho al menos tres despegues y tres aterrizajes en los últimos 90 días, ya sea en vuelo o en simulador.
EASA flexibilizó los requerimientos durante los primeros meses de la pandemia, ampliando los plazos de experiencia reciente, inspecciones en vuelo o extendiendo certificados médicos. Algunas compañías, como Iberia, no hicieron uso de esa exención y los pilotos siguen sometiéndose a las exigencias de experiencia reciente.
Hasta ahora no se están registrando accidentes en Europa por falta de pericia en consecuencia de la poca actividad de vuelo de los pilotos. Sin embargo hay que recordar que en aviación ningún accidente se produce por una sola causa. Es la suma de eventos únicos que se conectan entre sí, amplificando el riesgo hasta superar un umbral, produciéndose el accidente.
Piloto oxidado que no ha volado en 90 días
En septiembre de 2020 un avión se salió de pista en Indonesia y, aunque no se produjeron víctimas, estuvo cerca de la tragedia. Los pilotos, que se sentían incómodos en la cabina de vuelo por la falta de experiencia reciente, tuvieron que lidiar con una tormenta y aterrizar el avión con fuertes vientos cambiantes.
La autoridad indonesia, la KNKT, dijo en su informe que «debido a la pandemia» y la reducción de vuelos, la tripulación técnica no se manejó con la pericia habitual. Los pilotos no tenían frescos los procedimientos, ya que el PIC había volado 2h 56 minutos en los últimos 90 días, mientras que el otro piloto simplemente no voló.
Los expertos no cuestionan la aviación, no es peligroso volar tras la pandemia. Los pilotos están bien formados y la destreza en el vuelo no se verá afectada más allá del «Monday flight», o la mano torpe de quien lleva un tiempo sin pisar una cabina de vuelo.
En cualquier caso, los primeros interesados en no cometer errores somos los propios pilotos, no olvidemos que también vamos dentro del avión. La fórmula para evitar estos es muy conocida:
- Seguir estrictamente los procedimientos
- Regla de doble comprobación, supervisar lo que hace el otro piloto
- No inventar ni aprovechar atajos
- Evitar las prisas