Las auroras se pueden observar desde el avión durante vuelos nocturnos a altas latitudes. El vuelo de Madrid a Tokio, por ejemplo, nos da esa oportunidad ya que llega a la latitud de setenta grados norte habitualmente.
En los vuelos a Los Ángeles o San Francisco no es necesario volar tan al norte para poder observarlas. La razón es que el polo magnético terrestre se encuentra actualmente en la zona nordeste de Canadá, y es alrededor de los polos magnéticos donde se forman las auroras.
Por supuesto en el hemisferio sur se da el mismo fenómeno. Probablemente los vuelos entre Argentina o Chile y Nueva Zelanda sean buenos para poder observarlas.
Yo he conseguido observarla alguna vez durante un vuelo de Nueva York a Madrid, aunque muy tenue y lejana. Probablemente unos 55 grados norte de latitud sea suficiente para poder verlas. Sin embargo, el vuelo a Tokio en invierno me ha dado, más que ningún otro, la oportunidad de observarla varias veces con mucha claridad.
Cuándo y cómo observar una aurora boreal
Ya sabemos qué es una aurora boreal. La aurora ha de observarse de noche, aparte de por la razón obvia de que de día hay demasiada luz, porque la zona más intensa se sitúa en la parte nocturna. El final del otoño y el invierno serán la época ideal, ya que las noches son más largas y oscuras en el norte. Al ser la luz de la aurora boreal bastante tenue, es importante que no haya una luna brillante, ya que ésta enmascarará su brillo. Así que se complica todo un poco: de noche, en invierno, muy al norte, sin luna…
En invierno, cerca del polo magnético y de noche, en los días de luna nueva, tendremos las mejores condiciones para observar auroras boreales
Miraremos, buscándola, hacia el norte, a no ser que volemos a latitudes superiores a los ochenta grados. En este caso se podría ver probablemente en cualquier dirección.
Además, conviene bajar el brillo de las luces de cabina. Es fácil que la tripulación de cabina se pierda un bonito espectáculo auroral al no percatarse de su presencia debido a la intensidad del brillo de las luces interiores, mientras que los pasajeros sí que la contemplan con la luz atenuada de su cabina.
A veces la luz es muy débil y al principio no la observaremos hasta que acostumbremos la vista. Desde el avión, y debido a que la capacidad de nuestros ojos para observar colores está muy reducida en ambientes oscuros, no es fácil discernir el color verdoso de la aurora. Se puede incluso confundir con nubes difusas ya que el color, o mejor su ausencia, nos puede engañar si la aurora además no es muy intensa y no nos revela su forma.
Es un espectáculo que puede observarse durante horas si se dan las condiciones apropiadas.
Lee aquí 👉 qué son y cómo son las auroras boreales
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