El cese de actividad sufrido por las aerolíneas debido a irrupción del COVID19 está provocando mucha incertidumbre. Las compañías deben tomar difíciles decisiones, en un entorno totalmente desconocido hasta la fecha, para recomponer la demanda y volver a volar.
Algunas han anunciado despidos entre su plantilla, incluidos pilotos, que necesitan altos niveles de entrenamiento periódico para mantener sus licencias en vigor.
Los especialistas hablan de una reducción del 30% del sector a corto plazo, y el rebote a niveles pre-COVID no se espera que se produzca hasta pasado un tiempo «demasiado largo» para muchos pilotos. Esto provoca ansiedad y frustración para quienes han apostado fuerte por esta profesión.
La contratación de nuevos pilotos se ha paralizado. Los pilotos menos antiguos de las compañías aéreas de todo el mundo ven con inquietud su futuro. El recorte de empleos puede afectar una parte de la plantilla.
La situación es comparable a la recesión vivida tras los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001. Es razonable pensar que algunos pilotos se pasen a otros trabajos relacionados con la aviación, como la instrucción. O que vuelvan a trabajos anteriores para capear la crisis.
Aquellos de media edad, que apostaron por esta profesión dedicando tiempo y esfuerzo, se preocupan por la degradación de la carrera de piloto. Creen que las compañías aéreas aprovecharán este momento para reducir salarios y beneficios sociales. Tras la recuperación de la actividad, esas cesiones nunca volverán a los convenios, temen.
LA DEMANDA DE PILOTOS NO DESAPARECERÁ
Hemos pasado del «pilot shortage» al excedente de pilotos en un instante. Afortunadamente para los alumnos piloto, la demanda se recuperará a medio plazo.
Quien quiera entrar en esta profesión deberá de esperar un tiempo adicional. Pero el coronavirus no detendrá las jubilaciones previstas. Al contrario, se sumarán nuevas bajas incentivadas por las compañías aéreas: quieren prejubilar pilotos de altos salarios y así reducir costes.
Se necesita reducir costes significativamente debido a la reducción temporal de la actividad. Pero las aerolíneas no quieren estrangular la aportación de nuevos candidatos para un futuro de recuperación no tan lejano.
Las compañías aéreas han apostado muy fuerte en programas de formación de pilotos, programa cadetes, que siguen adelante. United Airlines llegó a comprar una escuela de vuelo para formar 10.000 nuevos pilotos en los próximos 10 años, y el proyecto sigue adelante.
El coronavirus no ha hecho sino reducir la presión que sufrían las aerolíneas ante la escasez de pilotos. La demanda volverá en un plazo corto de tiempo, aunque con menos intensidad. A largo plazo la necesidad de pilotos seguirá inalterable, la aviación continuará siendo una carrera atractiva.
Sabemos que las crisis en aviación son cíclicas. Estamos en un momento de incertidumbre, pero en un plazo de tiempo la demanda se recuperará.