cessna volando calor altitud de densidadHe tenido la suerte de poder volar desde aeródromos o campos de vuelo con una elevación de unos 3.000 pies, como Fuentemilanos, o Marugán, en Segovia. No son los más altos que hay, he podido comprobar de primera mano el efecto de la altitud de densidad. Y también las consecuencias de operar en campos con altas temperaturas.

Y es que a veces tenemos la (falsa) percepción de que si hemos despegado de un aeródromo, siempre podremos volver a hacerlo. Esto es un error que nos puede dar grandes sustos.

Por todo piloto es conocido el concepto de la altitud de densidad y cómo ésta afecta negativamente a la potencia del motor. Así mismo afecta al techo del avión, y de forma directa, a la sustentación que genera el avión.

No voy a profundizar en el concepto en si, si no en las consecuencias en el día a día de este concepto, que a veces nos pasan desapercibidas, y nos puede llevar a reducir los márgenes de seguridad que tenemos a la hora de ciertas maniobras.

Porque no es lo mismo realizar un despegue con una C-172 en invierno al nivel del mar, que realizar ese mismo despegue a 3.000 pies, con 40°C. Todos tenemos claro que necesitaremos una mayor pista en el campo a 3.000 pies para poder despegar en esas condiciones. Pero a veces, los ejemplos no son tan evidentes, y el deterioro en las condiciones, puede llevarnos a «tocar el verde».

Un mismo despegue con distinta altitud de densidad

Supongamos ahora un avión de escuela que comienza sus vuelos a primera hora del día, en el campo habitual. La pista es de 2.000-3.000 pies, con una pista en la que habitualmente utilizamos 2/3 para despegar.

El primer vuelo de la mañana, con temperaturas de unos 25°C nos proporciona un despegue en esos dos tercios de pista. Pero a lo largo de la mañana, la temperatura se dispara hasta los 42°C a la sombra… un auténtico infierno. Aplicamos potencia de despegue en la pista, pero esta vez libramos el final de la pista por pocos metros.

La altitud de densidad nos ha jugado una mala pasada.

Pero estos «sustos» también los podemos tener a la hora de realizar maniobras habituales, como el vuelo lento, la pérdida, o la recuperación tras un fallo de motor.

Incluso estos «sustos» pueden ser más graves si no esperamos tener un rendimiento sustancialmente menor del motor y de las performances del avión. Necesitando mucha más altitud para recuperarnos de la maniobra. O quedando en una situación comprometida y con un motor que no tracciona lo suficiente para las condiciones atmosféricas…

Por tanto es fundamental tener en consideración la altitud de densidad y cómo nos va a afectar en nuestro día a día y en nuestras operaciones de vuelo.

 

👨🏼‍✈️ Buenos vuelos, y con una altitud de densidad lo más baja posible!