Los simuladores Full-Flight (FFS) son muy costosos y suelen funcionar sin descanso, parando sólo para tareas de mantenimiento.
Sin embargo, los últimos 12 meses han dejado al ralentí las instalaciones de simuladores de todo el mundo. Pilotos en casa, aviones parados y aerolíneas sin vuelos han desplomado la demanda de horas de simulador.
Los dos grandes fabricantes de simuladores son CAE y L3Harris. Los dos han visto el impacto en sus cuentas anuales. CAE reconoce una caída de la demanda de simuladores del 50% en la segunda mitad de 2020 y el primer trimestre de 2021.
Por su parte, L3Harris ha reconocido que la pandemia ha «reducido significativamente» la demanda de entrenamiento para la aviación comercial.
CAE entregará 35 FFS en el último año fiscal, frente a las 56 unidades vendidas el año anterior. L3Harris ha vendido 7 FFS, mientras que el año anterior vendió 10 unidades.
CAE compra y se hace más fuerte
Las dos compañías han respondido de manera muy diferente a la crisis. L3Harris ha tenido que desprenderse del entrenamiento militar sintético, entregando el negocio a CAE por 500 millones de dólares. Este movimiento refuerza la posición dominante de CAE, que ya acumula cuatro compras en los últimos meses.
Por si fuera poco, CAE anunció en noviembre pasado su interés por la división de aviación comercial de TRU Training, el tercer fabricante de simuladores y conocido por su FFS del Boeing 737 Max. La operación se valoró en 40 millones de dólares.
TRU Training se vio gravemente afectada por la parada de los aviones B737 Max en todo el mundo.
La compra de TRU se produjo tras la adquisición de Flight Simulator Company, un centro de simuladores situado en Amsterdam. En noviembre anunciaron la compra del centro por 83 millones de dólares. Pocas semanas después CAE compró Merlot Aero por 25 millones. Merlot Aero desarrolló un software de gestión de tripulaciones de vuelo.
Las expectativas de CAE son de mucho crecimiento
En sus últimos resultados, CAE señala que las perspectivas del sector han mejorado desde el inicio de la pandemia. Esta visión da esperanza a muchos en el sector.
La necesidad de entrenamiento para los pilotos que han dejado de volar y la inminente recuperación del sector, gracias a la vacunación masiva, hace que las expectativas sean de mucha demanda de horas de simulador.
En España, la ATO BAA planea introducir el FFS del B737-MAX en sus instalaciones de Barcelona, que estaría operativo en la segunda mitad de 2021. Además contarán con un FFS de A320 y otros simuladores y entrenadores que se añadirán este año.
Las aerolíneas tendrán que dar instrucción a los pilotos que han cambiado de avión, como ha ocurrido en Iberia con la parada de los A340. La llegada de nuevos aviones A350 y B787, así como la recuperación de los B737-MAX en aerolíneas europeas y americanas, será un gran estímulo para el sector.
La demanda de horas de simulador volverá con fuerza.
Las aerolíneas deberán adelantarse a la demanda de los pasajeros para tener lista la plantilla de pilotos. Los simuladores volverán a estar operativos todas las horas del día y sólo descansará para las tareas de mantenimiento.
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