El motor Rotax 912 es básicamente un motor de cortacésped, reconvertido para usarse en aviación. Dicho así, puede sonar extravagante, y en realidad probablemente sí que lo sea. Pero a diferencia de otros «experimentos» aeronáuticos llevados a cabo por gente menos brillante… este sí que ha funcionado bien.
Aunque no todo va a ser perfecto…
Este motor, es muy utilizado en los ultraligeros y en sus versiones para aviación general, los VLA. Es pequeño, pesa poco, consume sin plomo 95 y consume menos que otros motores. Lo hace en una menor cantidad que sus clásicos compañeros, que montan en avionetas algo más grandes. Es por tanto un doble WIN/WIN, para escuelas, alumnos, y medio ambiente.
Aparte de esas ventajas, tiene otra muy interesante que le diferencia de todos o casi todos sus competidores… Y es que apenas se calienta… hasta tal punto que en invierno es realmente complicado alcanzar las temperaturas óptimas del motor.
Pero claro, si diseñas un motor para cortacésped, lo haces pensando en esa finalidad, no en meterlo en un avión y dedicarte a hacerle aterrizajes cada dos por tres… y es ahí donde entran en juego los muelles.
Esta eficiente máquina que genera potencia, cuenta con 6 muelles. Están repartidos a cada lado del motor, 3 y 3, junto a la válvula de mariposa. Permiten básicamente que nuestros movimientos de la palanca de potencia se traduzcan en movimientos de la válvula de mariposa.
Y hasta aquí las presentaciones del motor.
¿Qué pasó con el muelle del motor y la avioneta?
Tenía una jornada tranquila como instructor de ultraligeros, cuando me fijé, realizando la revisión exterior, que uno de los muelles parecía algo deteriorado. Nada grave y más teniendo en cuenta que hay tres por cada lado que se ayudan en la tarea encomendada. Pues me equivoqué…
Resulta que los dos muelles restantes no son tan solidarios en el caso de que se rompa uno de ellos y no parece que 5 muelles puedan completar la ausencia de tan sólo uno de ellos. Son así, trabajan o todos o ninguno, muy solidario por su parte, y un importante problema para mi.
Estábamos haciendo unas tomas y despegues en una calurosa tarde de verano, de las que las térmicas, el calor y la poca potencia que da el motor y la escasa sustentación hacen del vuelo algo menos entretenido que de costumbre… El caso es que estando en el aire tras la toma y despegue mi alumno me dice nervioso… «No da potencia».
Instintivamente miro las revoluciones del motor, la presión de aceite… todo está correcto, el motor funciona. Entonces…¿qué pasa?
Al darle o quitarle potencia, el motor, sencillamente no responde. Y entonces se me enciende la bombilla… el muelle.
«Avión mio», el alumno me mira pálido y nervioso, comunico por radio que voy a hacer un viraje de 180 grados y que procedo a la pista contraria con un fallo de motor…
«¿Es un fallo de motor simulado no? – Me pregunta el avión que estaba conmigo en el circuito… «Me temo que esta vez no es simulado, pero está todo bien, no te preocupes».
Trato de explicarle al alumno rápidamente que creo que se ha soltado un muelle. Que el motor funciona bien, pero que al no dar toda la potencia que es mejor dar la vuelta y que una vez esté en pista apagaré el motor porque no logro reducir tampoco la potencia. Que con la inercia saldremos de pista y llegaremos al párking sin problemas.
Probablemente mi alumno estaba ya en shock, pero yo en ese momento no tenía tiempo de dar más explicaciones y relajarle.
Una vez en tierra, apagué el motor, le expliqué lo del muelle al alumno. Se lo enseñé abriendo el carenado del motor y le dije… «Ahí tenemos el otro avión listo, ¿Seguimos con la clase?» Para mi decepción pero también para su tranquilidad, mi alumno me dijo que no y decidió irse con su familia que le esperaba en la terraza del bar. Sin duda, también le entiendo.
Por desgracia, tiempo después me enteré que tras este incidente, el alumno decidió no continuar volando. Asunto al que yo le di muchas vueltas y me planteé llamarle para hablar de lo ocurrido, restando importancia al incidente.
Y es que, como ya he comentado otras veces, incluso tratando de hacer todo o casi todo bien, pueden surgir fallos, incidentes que no están ni siquiera dentro de tus planes. Cosas que no has practicado nunca y un día aparentemente normal puede tornarse especial en cualquier momento, y siempre hay que estar preparado.