Hay momentos de autentica soledad en las aproximaciones a Barajas.
Son en esos momentos de silencio radio en los que recuerdas; compañias, indicativos y voces de compañeros; que terminaron siendo tan familiares.
Echo de menos los indicativos continuos de Air Nostrum, que parecian ser los amos del TMA. Cuando entrabamos en el espacio aéreo sentías que estabas entrando en casa y había que entrar a codazos en la radio.
A los Spanair, que siempre me parecian rapidísimos para el avion que yo volaba y me producían ese punto de » joder ya esta detrás» y que me producía un desazón tan familiar y cotidiano.
Voces que se repetían día tras día, voces muy características que terminabas conociendo el carácter de su dueño por sus contestaciones, unas correctas otras socarronas, casi siempre educadas; pausadas, impacientes, cansadas, asépticas…
De tanto oírlas, te preguntabas como seria el aspecto de su dueño y terminabas poniéndole una cara imaginaria.
Recuerdo en concreto la voz de un piloto de Iberia, que me hacia mucha gracia, hacia un montón de años que la escuchaba y siempre me producía la misma sensacion, era como escuchar a un tabernero de puerto…pero de un puerto chungo chungo. Me lo imaginaba muy barrigón y con lamparones en la camisa y un puro rechupao en la boca.
Un día pedí ir de extra en un 727 y me encontré con el dueño de esa voz que tanto había oído por radio y que tan desaliñado me figuraba. Lo pille al segundo cuando me dijo » bienvenido hombre, acomodate por aquí delante que hay sitio de sobra, o si lo prefieres ven aquí con nosotros, pero no vale roncar». Nunca he vuelto a ver a un piloto con un aspecto mas señorial; impecable y educado que mi tabernero.
Recuerdo un Spanair; que siempre parecía estar apunto de descojonarse de risa y como nunca sucedía, pensabas que era cosa tuya. Pero en una ocasión proporciono un momento de descojone general, de todos menos de el.
Resulta que un día se engancho en una discusión absurda con una controladora, que a todo le ponía un pero y de la forma mas desagradable posible, el se pico y en un visto y no visto se metieron un rifirrafe como pocos he oído. Ella mas que pasarlo a otra frecuencia lo mando a tomar por culo a la siguiente frecuencia y el con los reflejos de un felino y recordando el día que era se despidió con un «buenos días señorita que pase un feliz día de los enamorados». Los demás tardamos un buen rato en colacionar a sus llamadas sin tono de cachondeo.
Me acuerdo mucho de ellos; de sus acentos, de sus tonos y timbres, que son muchos, de sus compañias, de sus vidas, deseando que no hayan perdido sus alas, salvo por causas propias de la «puñetera ley de vida».
Que vuelvan a salir por radio y yo que los oiga.
..y muchos jubilados y prejubilados pilotos y atc que no volverás a oir.
Agunos hemos puesto «calzos» definitivamente y con mucho gusto y más ganas.